domingo, 5 de noviembre de 2017

Guarilihue Vinorama

Guarilihue Por Patricio Tapia La iglesia evangélica es desproporcionadamente grande. En medio de esa pequeña calle que la gente aquí llama el “pueblo” de Guarilihue, una calle angosta, flaqueada por casas de madera -pequeñas y frágiles, y más allá las lomas de la Cordillera de la Costa- esta iglesia parece una bofetada con sus columnas, sus gruesas paredes de cemento, sus dos pisos de concreto pintado de color crema. “Templo Iglesia Evangélica Pentecostal”, dice en la entrada. Luego me entero, gracias a la mujer de Don Omar – productor de uvas y uno de los notables del pueblo- que el 80 por ciento de los cerca de dos mil habitantes de Guarilihue son evangélicos, que a veces, muy pocas veces viene el cura católico a darse una vuelta, que “han conocido el evangelio” hace ya muchos años, que por lo menos deben ser unos 70 y que en el lugar no hay robos, no hay borrachos, no hay delincuencia porque con tanto vino, “imagínese” me dice. Guarilihue se encuentra en medio de la Cordillera de la Costa, a unos 20 kilómetros del mar, a seis horas en auto desde Santiago y en pleno Valle de Itata. Y no parece Chile. Me refiero que no se parece en nada al Chile vitícola que todos conocemos. Ni siquiera se parece a Cauquenes, que está a unos 70 kilómetros más al norte. Menos se parece a Casablanca o al Maipo, con sus viñedos perfectamente ordenados por alambres y estacas. Grandes extensiones de viñedos peinados por la mano del hombre, como el niño que se sienta en la primera fila de la clase, con sus zapatos relucientes. En Guarilihue no. Si el “evangelio” los ha salvado del alcoholismo y de la violencia, no los ha podido salvar de los madereros, que se han apoderado de las laderas de la costa con sus pinos y sus eucaliptos, arrasando con la flora nativa, llenando de un verde intenso y monótono todo el paisaje. Para cosechar un pino se deben esperar 20 años. Y nada crece entre los pinos. Nada. Seducidos por la oportunidad o afligidos por la pobreza, muchos arrancaron sus viñas y vendieron sus suelos o plantaron ellos mismos pinos y eucaliptos para subirse al carro de la prosperidad. Pero no todos. Es por eso que en el paisaje de laderas ondulantes de esta zona del Valle del Itata, los pequeños trozos de viñas se mezclan esporádicamente entre los bosques, como manchas. Son viñas viejas. Aunque ha habido “extranjeros” que han logrado convencer a algunos productores de plantar cabernet sauvignon o carmenère, lo realmente importante y lo que interesa aquí es el Cinsault, la variedad que llegó al valle hace unos cincuenta años, probablemente junto con las importaciones masivas de carignan luego del terremoto de Chillán. A la zona llegó el cinsault, una variedad conocida localmente como “cargadora” por su gran productividad de racimos, la cepa ideal para obtener flujo en la caja. El cinsault es una cepa de color intenso, de aromas rojos y vivos, de textura suave, pero de baja acidez. Puede dar un vino delicioso en su simpleza, el jugo que nos gusta tomar en vacaciones, pero otras veces puede dar un tinto plano, sin aristas. El Ph le juega en contra. Hoy, de las 511 hectáreas de Cinsault que hay en Chile, 460 están en la VIII Región, sobre estas laderas. Y de esas 460, 180 están en Coelemu, la comuna a la que pertenece Guarilihue. Conocemos el cinsault por Marcelo Retamal y su equipo en la viña De Martino, que este año lanzó el inprescindible Viejas Tinajas 2011, un cien por cien cinsault hecho con uvas de Don Omar, en Guarilihue, un vino cosechado muy temprano, sorprendentemente temprano para los estándares de Don Omar, que corta sus uvas un mes más tarde y que cree que el Viejas Tinajas es un poco “verde”.  No lo es, o al menos no para mis estándares. Es un vino delicioso, fresco, que dan ganas de tomar. Y no es el único. Piedras del Encanto, la bodega de Danilo Neira en Ránquil. El tiene cabernet y carmenère, también tiene algo de portugues bleu. A diferencia de las tinajas que, por opción casi estética, ha usado Retamal para su Cinsault, en la pequeña bodega de Danilo hay acero inoxidable y maquinaria enológica moderna. También usa madera (chips) para sus vinos, lo que les quita todo carácter. Sin embargo, para el cinsault Piedras del Encanto 2010, la cantidad de madera fue mucho menor y casi no se siente, lo que es un alivio porque este vino es una delicia de frutas rojas, suaves, frescas. Danilo compra las uvas a un vecino que, además, también etiqueta este mismo vino, pero con otro nombre: Bandido Neira. Los dos son jugosos, refrescantes, ideales para el verano. Y también está el moscatel de alejandría que muchos aquí lo vinifican en seco, lo que es un acierto enorme. El moscatel tiene aromas florales, a frutas blancas que a uno lo seducen, pero una vez que entra en la boca, el cuerpo se siente en un vino que cuando es bueno, tiene un cuerpo tremendo y una acidez al nivel. Como el que hace artesanalmente Don Omar y que saca de una cuba enorme en su improvisada bodega de Guarilihue. El vino está para embotellarlo de una, sin nada más que el corcho, aunque es probable que eso no suceda. Uno de los mejores blancos que he probado en los últimos meses de Chile. Una delicia. De las 3.117 hectáreas de esta variedad en Chile, 2.889 están en la VIII y cerca de 800 de esas 2,.889 están en Coelemu. Si les pica la curiosidad, otra de las potenciales bodegas de la zona, Zaranda, de Juan Ignacio Acuña, también produce un moscatel seco que es tremendo. Lo obtiene de parras viejas en las laderas de Guarilihue, en un viñedo que heredó de su familia, casi en el total abandono. Ojo también con su rosado, que es sin dudas uno de los más ricos de Chile (mezcla de cinsault y país) y de su país hecho con el cariño y la delicadeza que cualquiera pondría en un pinot. Pero no es un pinot, es país, uno de los pocos viñedos de país de la zona, por que en esa zona que es fría, el país casi no puede madurar. Guarilihue. Itata. Un paisaje como no hay otro igual en Chile. Viñas viejas, en cabeza, esparcidas entre los pinos, como manchas que rcuerdan a lo que alguna vez fue el pasado. Tradiciones potentes, y dos cepas largamente arraigadas en la zona que son responsables de algunos de los vinos más atrevidos hoy en Chile. ¿Cómo es posible que no estemos todos allí? Cómo es posible que el cinsault se pague a 100 pesos el kilo y se vaya a tetras dulzones ? La vieja historia. La he visto en Priorato, la he visto en Ribeiro y en Bairrada. De pronto, una región abandonada se rescata. Espero que con Guarilihue pase eso. Y eso no más sería por ahora. Nos vamos de vacaciones. Volvemos en marzo. Que la pasen bien. Nosotros a recargar pilas.   marcos goujon says: 02/02/2012 at 8:02 am Hola, donde puedo adquirir los vinos que aparecen en este reportaje. marcos goujon Garin Reply Editor says: 02/02/2012 at 7:15 pm Marcos, Viejas Tinajas directamente en De Martino, en la Isla de maipo. Zaranda se comienza en a vender en Santiago en marzo y Piedras del Encanto directamente en Itata. Como verás, todo es aún muy embrionario. Reply Marco De Martino says: 03/02/2012 at 9:14 am Estimados, también habrá disponibilidad de algunas botellas del Viejas Tinajas en el Mundo del Vino de Isidora, y también se puede comprar en la Pagina web, http://www.demartino.cl Saludos Marco De Martino Reply Pedro Parra says: 06/02/2012 at 7:24 am Hola, ojo, todo muy embronario, esa es la gracia, mientras mas lejos de la capital mejor, si no ya habria cortado todas las plantas viejas para poner S.blanc o quizas que. y ojo, clos des fous esta trabajando firme itata, hualqui, coronel, etc…porque SOMOS DE ACA y NOS QUEDAMOS ACA. Reply cocoperalta says: 17/02/2012 at 7:40 am me gustan estas noticias, simples, humildes y con pasion…. mis viejas tinajas en la bodega crecen como niños mimados… y encontre un viñedo muy antiguo sin alambres muy cerca de stgo, no se lo que es, pero es un lujo que pontro podria dar frutos…. Reply Veronica says: 22/09/2012 at 1:38 am Hermozo lugar apartado de todo donde el cariño y la sencilles de su gente hace que se traspase al vino creando una exquicites, si tienen la oportunidad de visitar el lugar no lo piensen 2 veces solo haganlo y no se arrepentiran y un dato el Señor Manuel Reyes hace una aguardiente que ni les cuento…mmmmmmmm Reply Patricio Peñailillo says: 17/10/2012 at 8:12 am Si quieres tomar estos vinos te aconsejo te des una vuelta por allá. En Santiago puedes encontrar pero muy “bautizados” o lo peor; un litro lo “multiplican” por tres o más Reply Viña de Neira | Mipymesbiobio says: 20/05/2013 at 9:50 am [...] importantes escritores del vino quienes han destacado la alta calidad de los vinos Cinsaul: Revista Vitis Magazine (N° 38)  y [...] Reply OPINA AQUÍ     Nombre (Requerido) E-Mail (Requerido) Sitio Web (Requerido)  

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